Mantener en impecables condiciones el agua de una piscina, es una tarea que demanda tiempo y debe desarrollarse responsablemente. Esta decisión, se corresponde con la atención y precaución de realizar chequeos periódicos para que el agua conserve un estado que no resulte nocivo para la salud de quienes utilicen la piscina.
A simple vista, el agua tiende a ensuciarse con mucha facilidad como consecuencia del viento, de las hojas y flores de los árboles cercanos, con bichos y por supuesto, con las cremas y aceites bronceadores y cabellos de las personas que utilizan la piscina. En este sentido, resulta tarea esencial estar informados acerca de la manera más rápida y eficaz de mantener una piscina en perfectas condiciones.
En primer lugar, la decisión más correcta es que la piscina posea un buen filtro. Esta herramienta será la encargada de retener la suciedad más visible. Es importante que usted tenga en claro que la adquisición de un filtro no solucionará los problemas de bacterias, dado que su función principal es la retención de suciedad. Para los demás problemas, deberá consultar con los especialistas.
Los filtros de arena son los más buscados en el mercado, dada su eficacia. No obstante, estos artefactos sólo lograran la efectividad si se complementan con productos floculantes. Estos productos producen un aumento de las partículas dispersas en el agua que luego serán retenidas por la arena del filtro. De esta manera, la arena constituye el medio filtrante donde se depositan las partículas de suciedad del agua de la piscina y es colocada sobre el sistema interno colector.
Es necesario remover la arena puesto que la saturación paulatina y posterior calcificación irá mermando el rendimiento del equipo; la no observancia de este punto se pagará en consumo excesivo de electricidad, así como en la calidad del filtrado. Ante este riesgo, los especialistas en el tema recomiendan renovar la arena del filtro cada dos años.